Conoce más sobre las perlas

A lo largo de la historia, las perlas han sido valoradas y apreciadas en todo el mundo por su cálido brillo y su aspecto reluciente. Gracias a la elegancia atemporal que las define, se han convertido en una gema imprescindible en cualquier joyero.

A través de los tiempos, el valor que se ha otorgado a las perlas une el pasado y el presente, para convertirlas en un preciado objeto de deseo. Fueron los antiguos egipcios quienes comenzaron a hacer de ellas un símbolo de poder y prestigio, ya que se trataba del objeto más valioso que se podía adquirir con dinero.

También los monarcas de todo el mundo supieron admirar el brillo iridiscente de las perlas. La Reina Elisabeth I, creadora en el siglo XVI del llamado estilo isabelino, era tal la admiración que sentía por estas gemas que comenzaron a apodarla “Reina de las Perlas”, ya que para ella constituían un elemento muy importante en sus joyas, simbolizando la castidad.

Creadas de forma natural cuando un elemento extraño queda atrapado en un molusco, estos se defienden creando capas de aragonita y conquiolina alrededor del objeto extraño, segregando a su alrededor hermosas capas de nácar que darán lugar a las perlas. 

Tal vez, parte de su belleza también resida en su proceso de creación, ya que a partir de una amenaza se crea algo hermoso y de gran valor.

Pero, ¿qué determina el valor de una perla? Son varios los factores que se tendrán en cuenta a la hora de valorar una perla: su origen, tamaño, el grosor del nácar, su brillo, o su color base y matices serán los principales.

Si hacemos alusión a su forma, tal vez las primeras que se nos vengan a la mente sean las perlas redondas, las más valiosas debido a su perfección atemporal. Sin embargo, existen muchas más, que os describimos a continuación: 

  • Pera o gota de agua: de forma ovalada, son perfectas para joyas en las que la perla queda colgando. A pesar de no tener una forma redondeada perfecta, son muy apreciadas, ya que son muy uniformes. 
  • Moneda: aplanadas, son una opción elegante a la par de sofisticada. Ideales en pendientes que te acompañen en tu día a día, o en las ocasiones más especiales. 
  • Barrocas: irregulares, originales y únicas. Cada una poseerá una forma diferente, dando lugar a joyas especiales e irrepetibles. 
  • Keshi: al igual que las barrocas, estas perlas también son irregulares y únicas. A diferencia del resto de perlas cultivadas, que se crean al introducir un núcleo en una ostra o mejillón y dejando que éste lo recubra con su nácar, las perlas Keshi se crean por casualidad, durante el cultivo. Por ello, son todo nácar, con un brillo intenso y una forma por lo general, aplanada. 

También, a la hora de clasificar estas gemas marinas, su procedencia es uno de los factores más importantes a la hora de determinar su valor. 

Cuando las perlas son de origen natural, el molusco que las alberga determinará su color y forma. Pero el lugar donde se halla ese molusco será relevante a la hora de clasificarlas. Así, encontramos los siguientes tipos: 

  • Australianas: se trata de las perlas más codiciadas en el mundo, y su precio dependerá de su brillo y perfección. Su cultivo puede tardar entre 3 y 9 años, y sus colores van desde el blanco al negro; y sus formas varían desde la perfecta redonda, hasta la irregular barroca. Se trata de un tipo de perla cultivada en las aguas saladas del norte de Australia, en Indonesia y Filipinas.
  • Tahití: se cultivan en las aguas templadas de agua salada de la Polinesia francesa. Este tipo de perla puede ser de distintos colores como puede ser gris, verde, naranja, dorado o azul. Dentro de estas perlas, las más valoradas son las negras: únicas en el mundo, su tamaño puede alcanzar hasta los 13 mm, y su espectacular brillo las hace ser las más codiciadas. Su tiempo de cultivo es menor, tardando de 2 a 3 años. 
  • De agua dulce o freshwater: se trata de las perlas formadas en ríos o lagos. Su tiempo de cultivo es de entre seis meses y cuatro años. Su producción es muy superior a las perlas Australianas o las perlas Tahití, de ahí que su precio sea muy inferior. También la cantidad de formas que pueden alcanzar son infinitas, yendo desde perfectamente lisas, a las originales barrocas, o las estriadas. 
  • Perlas mabe: son las conocidas en joyería como perlas japonesas. Este tipo de perlas tienen la peculiaridad de crecer adheridas a la concha del molusco en lugar del interior de esta. Debido a que su forma es aplanada por uno de sus lados, suelen ser empleadas en pendientes para ocultar este lado. Su tiempo de cultivo es el más bajo de todos los tipos, ya que va de seis a dos años. 

En Joyerías Carbal, las perlas ocupan un espacio muy importante entre nuestra colección Dolce Far Niente, ya que todas y cada una de nuestras joyas se caracterizan por un diseño elegante y exclusivo. Reinventar este clásico en joyería con piezas atemporales, hace que nuestra colección sea un imprescindible en cualquier joyero. 


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